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Efectos de la mascarilla en la piel y cómo cuidarla

La pandemia nos dejó la experiencia de piel y mascarilla. La nariz, pómulos, mejillas, área perioral y barbilla se ha enfrentado a una situación excepcional y atípica para todos los que no estaban acostumbrados a llevar mascarilla por motivos laborales. Y no nos olvidemos de las orejas, las otras grandes protagonistas…

A lo largo de estos años, han pasado por nuestras manos muchísimas personas con diferentes secuelas cutáneas producidas por la mascarilla. Algunas más leves, otras que dan un “poco más de guerra”, sobre todo en aquellos casos en los que ya existía una patología previa que se ha visto agravada por el uso de la mascarilla. En este post te contamos cuáles son los principales efectos de la mascarilla en la piel y cómo puedes cuidarla.

Maskné

Entre los efectos de la mascarilla en la piel más comunes encontramos el acné, ya popularmente conocido como Maskné. Afecta tanto a pacientes sin patología previa como a los que sí que la padecían con anterioridad.

Partimos de la base de que la zona T (frente, nariz y barbilla) tiende a ser generalmente más grasa que el resto de la cara -esto es matizable dependiendo del estado de la piel, pero en líneas generales, podemos afirmar que suele ser más grasa- debido a que contiene una mayor cantidad de glándulas sebáceas. Por lo tanto, ya contamos como punto de partida con una mayor cantidad de sebo en esas zonas.

Adicionalmente, al respirar y hablar con la mascarilla, aumenta la humedad en la zona que llevamos cubierta, favoreciendo la acumulación de microorganismos. La mascarilla hace, a su vez, una especie de efecto oclusivo en la piel, en el poro: no olvidemos que, para que protejan debidamente, las mascarillas han de ajustarse bien al rostro, sin dejar espacios abiertos.

La combinación de todos estos factores se convierte en un cóctel explosivo y aparecen (o empeoran) los comedones.

El roce no hace el cariño, en este caso…

El roce continuo de la mascarilla también ha agravado las pieles con rosácea. Otro efecto del roce es la dermatitis, especialmente en la zona alrededor de la boca y los labios. Encontramos distintos tipos: irritativa, seborreica, atópica o de urticaria por la presión continua.

El roce también produce deshidratación y sequedad, al friccionar continuamente la capa córnea -la capa más superficial de la epidermis- y dañar su función barrera, de protección. Si tu piel es atópica o sensible, tu función barrera ya está alterada, así que con total seguridad la mascarilla te irritará aún más.

Cuidados básicos para evitar los efectos de la mascarilla en la piel

Existen una serie de cuidados básicos que, a estas alturas, ya deberíamos sabernos todos de memoria, pero como nunca está de más, los recordamos:

  • Cambia la mascarilla con frecuencia (no lleves la misma más de 4 horas). Si es re-utilizable, lávala a menudo y deséchala cuando te lo indiquen las instrucciones.
  • Mantén una higiene correcta todos los días. Cobra especial importancia la limpieza facial: mañana y noche. Utiliza cosmética adaptada a tu estado de piel, que te ayude a regenerar la función barrera de la piel y a mantenerla sana e hidratada. Si tu acné/rosácea empeora, consulta con un dermatólogo. Para las rozaduras de las orejas puedes aplicar una crema regenerante o incluso vaselina pura.
  • Si pasas mucho tiempo al día con la mascarilla puesta, lo ideal sería que prescindieras del maquillaje. O, al menos, en la zona que está cubierta por la mascarilla.
  • Nosotros, al margen de la pandemia, siempre recomendamos que te pongas en manos de profesionales y realices una higiene facial profunda en cada cambio de estación: el objetivo es conseguir una limpieza profunda a base de ácidos suaves, abrir micro-canales e introducir los ingredientes activos que realizan la función de limpieza y desinfección. Con esta situación, la consideramos más necesaria que nunca.
  • No olvides aplicar factor de Protección Solar (FPS) en el rostro y en las orejas, a pesar de llevar la mascarilla puesta.

Aunque no sea obligatoria, no olvidemos seguir cuidando la piel como se merece: protegerla, repararla, hidratarla y, en definitiva, mantenerla sana.

¡Hasta la próxima entrada!

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