La tendencia habitual es someterse a este tipo de tratamiento una vez que el pelo ya ha comenzado a caer o ya se ha perdido en su totalidad, con el consiguiente impacto en la imagen y autoestima del paciente. Recomendamos, siempre previa autorización de un médico, el inicio del tratamiento una vez diagnosticada la enfermedad y antes de empezar a perder el pelo.
De esta manera, la técnica podrá hacerse de manera progresiva, adaptándose a la evolución y necesidades de cada persona, y sin que esta llegue a ver su ceja despoblada en ningún momento, aspecto que consideramos altamente positivo.