Evolución de la estética masculina

En la entrada de esta semana te hablamos de la evolución de la estética masculina y cómo ha pasado de ser cosa de unos pocos (que además, lo llevaban casi a escondidas) a una tendencia cada vez más en alza y con connotaciones completamente distintas a las de antes. Sí, a los chicos también les gusta cuidarse y que se note.

Me cuido porque voy al gimnasio

Hace unos años, cuando se hablaba de estética masculina, la referencia se limitaba fundamentalmente al cuidado corporal. O, para ser más exactos, al gimnasio. Tener un cuerpo atlético y poder lucirlo en la playa entraba dentro de los planes de cuidado de los hombres. Algunos, además, incorporaban también la dieta alimenticia dentro de este esquema.

Si por aquella época preguntabas cuántos de esos hombres que cuidaban su cuerpo hacían lo propio con su rostro, la mayor parte te respondía que eso era cosa de mujeres. Un cliché que ha estado presente desde siempre: en el cine (típica escena de mujer aplicándose su rutina facial sentada en el tocador, o su crema de manos sentada en la cama y hombre que entra en el dormitorio, se cepilla los dientes y se mete directamente en la cama), en la publicidad (los anuncios de cosmética para hombres se limitaban a productos para el afeitado, que en realidad se consideraban productos de higiene), en los comercios que tienen venta de cosmética, donde todo está enfocado al cuidado de la mujer y, por supuesto, en los salones de belleza/centros médico-estéticos.

Cuidado capilar

Otro elemento que entró en juego fue el del pelo: primero, el de la cabeza, o bien por su presencia o por su ausencia. Llevar un corte de pelo a la moda y conservarlo en las mejores condiciones posibles también entraba dentro de las preocupaciones estéticas de los hombres. El peluquín quedó en el cajón del olvido: a día de hoy son muchos los hombres que se someten a tratamientos médicos, de injerto o de micropigmentación capilar.

Luego, el pelo del cuerpo, especialmente piernas, pecho y espalda. Muchos chicos se rebelaron contra eso de “el hombre como el oso, cuánto más peludo, más hermoso” y dijeron adiós a su vello. Algunos con cera o crema depilatoria, otros dando un pasito más con la depilación láser. Y ojo, no solo lo hacían los deportistas, también aquellos que por gusto, higiene y comodidad personal así lo preferían.

Y llegó el pelo de la barba… ¡Qué locura, la moda de las barbas! Ha pasado de ser algo estándar y, como se dice ahora, random, a convertirse en una cuestión de culto. Si vives en Madrid, no te extrañará esto que te vamos a contar: das dos pasos por la calle y ¿qué te encuentras? Una barbería. Con su señor barbero (hípster) y su línea de productos para el cuidado de la barba, desde aceites con aromas maravillosos, a ceras, peines, etc.

Otro pelo que también preocupa, y cada vez más, es el de las cejas. Se acabó esa creencia de que el pelo de las cejas masculinas ha de ir a su libre albedrío, sin forma ninguna ni control. Cada vez son más los hombres que acuden a nuestro salón interesados en diseño de cejas o en microblading. Quieren unas cejas masculinas, sí, pero que estén cuidadas y en su sitio. Y si hace falta aplicarse un poquito de henna o tinte vegetal para conseguir un mejor resultado, no tienen ningún reparo en hacerlo.

En definitiva, no queda duda de que el pelo en términos generales es uno de los auténticos protagonistas en la evolución de la estética masculina. 

Cuidado facial

Si nos centramos en cómo ha evolucionado el cuidado facial dentro de la estética masculina y cuáles son sus preocupaciones más habituales, podríamos resumirlo en la siguiente frase: los hombres quieren mejorar su aspecto.

Para algunos es suficiente con mantener una higiene facial básica, es decir, conseguir una piel limpia e hidratada. Para otros, el mundo de los activos cosméticos tiene su encanto, y es muy habitual encontrar hombres que incluyen antioxidantes y transformadores en su rutina diaria (te hablamos de todo esto en el post de hace un par de semanas, puedes leerlo aquí.)

Y por supuesto, el acné y sus consecuencias: el hombre ha pasado de ceñirse únicamente a tratamiento oral con isotretinoína (el famoso Roacután) a incluir cosmética específica para esta problemática y a realizar tratamientos destinados a mejorar la apariencia de las marcas, como los peeling químicos o el láser.

Otro clásico de la estética masculina que también les preocupa son las ojeras y bolsas, que verbalizan como “cara de cansado”. Los rellenos con ácido hialurónico ya no son solo cosa de mujeres. También recurren a estos rellenos para modificar los volúmenes del rostro, en mentón, mandíbula o sienes. Es la llamada masculinización de los rasgos.

En definitiva, que las cosas afortunadamente han cambiado y ahora, el que se quiere cuidar y puede permitírselo, lo hace, y lo hace sin ningún tipo de reparo. Siempre quedará el prototipo de hombre que aborrece las cremas, que ya solo el mero hecho de aplicarse protector solar le parece un trauma, que se mira al espejo lo justo y necesario y al que todos estos temas de la evolución de la estética masculina le interesan más bien poco, pero exactamente de la misma manera que existen mujeres así (seguro que tienes alguna amiga así, y si no, como diría La Vecina Rubia, es que eres tú 😉

La belleza, como tantas otras cosas, no entiende de sexos.

¡Hasta la próxima!

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